El habitante mediocre no creía en las consecuencias.

"Obviaba con un leve desdén cada advertencia. Así fue creciendo llamado a ser un lider mundial. El emperador de los mediocres en el reino de la normalidad incoherente." (Exodo 3, 10)


Tener un amigo piletero






¿Cuanto puede durar una noche? ¿cuanto puede quedar contenido en ella?

Tengo las manos vacías.

Varias horas que se convirtieron en largas, las repasa, las rememora... una y otra vez, ahí están los detalles, ahí están los escalofríos. Y dura la noche una eternidad en la memoria, y contiene un universo en el recuerdo. Se hace más y más densa, hasta convertirse en la maraña, en la bola.

Parada junto a una farola, mirando hacia arriba, los mosquitos se agolpan, se pelean, por tocar la luz, y ella mira hacia el cielo, noche pegajosa, la humedad, el bochorno, se le pega la ropa. ¿Que se hace en las noches en la que dormir es imposible? No puede ser que todo el mundo mire mosquitos.

Reflexiona sobre lo paralelo de las personas, de los tiempos. Después comienza a caminar, la noche se hace mas espesa, y relajada mira las azoteas desde la vereda. Obvio no se ven los balcones desde su pequeñez, pero prefiere imaginar los recursos de los cielos abiertos de Buenos Aires, para cautivar a los que miran la luna, desde las terrazas poco iluminadas.

Y contando historias sobre individuos que no conoce, paso a paso avanza por la calle más inútil, más descascariilada. Dejando huella.

Solo tenía 17 años y no sabía fumar.



Juega a ser adulta, a moverse como una mujer, a mirar como una malvada que imnotiza. Pero solo juega, por que ella tiene 17 años y no sabe fumar, acerca el cigarrillo a sus labios sujetándolo demasiado abajo, nunca lo deja, no separa los dedos de la parte final del filtro.

Por fuerza absorbe el humo, lo detesta, pero se siente bella cuando fuma, se siente lánguida y distraida, la pose calculada. Esta noche esta intoxicada, se incorpora y baila dando vueltas, gira y suelta el humo, se sumerge en la nube, una nube que la envenena.

La humedad de la lengua desconocida la cautiva, de sorpresa, sin poder responder, ella asume, no puede evitarlo, lame y se mueve despacio, en el estrépito de la convulsión, en la que se haya envuelta y mira esos ojo calidoscópico que la atraviesa, que no la ve.

La humedad, la lengua blanda e inquisitiva la atrapa de nuevo, sabor a humo, a vino seco, a saliva caliente que le nutre los labios, le inunda los sentidos.
El músculo se le antoja animal entristecido, por la soledad del escondite, por la hipersensibilidad que lo convierte en adicto. Recuenta cada papila y resume el gusto disperso a lo efímero, ni el escalofrío volverá a su espalda, si no consigue retener una sola de las palpitaciones. Un paso hacia atrás y de nuevo esa mirada de pupilas que la ignoran, no la buscan. Se a dado cuenta de la dejadez del vistazo, y ha buscado huir.

La mano en la nuca que la empuja, no contiene, no puede contener y se esfuerza por no caer, por no resbalar con lo mohoso, no perder el equilibrio, y quedar tendida bajo esos ojos que la pasan de largo. El vapor la engulle, nublada como entre humo de cientos de cigarros

Asustada camina sobre esos tacones que le van grandes. Y busca entre la gente que agolpa ese lugar los ojos de su hermano, que se detienen sobre ella y le invitan a abrazarlo, y él la sostiene, y él la sujeta y se ríe en su oído.
Por que esta borracha, tiene diecisiete años, y no sabe fumar.

¿Como se llama?

No lo se ¿tienes un cigarrillo?


Los enamorados se miran de frente, caminan despacio, se besan de lado, inventan proezas, desatan pasiones, se tocan el pelo, se doblan. (Jairo) Ocupan el mundo, se acunan, se miman, los enamorados.

Con mi vela amarilla y mi proba emparchada


Hoy no quiero estar lejos de la casa y el árbol, me canta al oido, y yo le creo, por que no habría de confiar en el que me hace reir...y lo sencillo se vuelve hacia la ventana, mira que hoy ha salido el sol, y amenaza con quedarse ahi arriba todo el día, más allá del atardecer, más allá de la condena que le sumerge al otro lado del mundo... pero ahora que caigo aquí sentada, soy yo la que me muevo de hemisferio, me traslado a mi antojo, sin miedo a caer, me coloco boca abajo, y la sangre se me viene a la cabeza.

Y entonces los pensamientos que me atormentaban se ahogan, agónicos me imploran, pero no hay manera de volver a voltearme, en mi nueva posición, mundo del revés, me siento firme.

Lo curioso es que aquí todo parece estar en posición no invertida, en el lugar original... mis ojos bien abiertos, en alerta, en algun momento veré algo, sentiré algo, que me dará la pista para seguir ese hilo, laberinto de minotauro, pero tras la pista voy... Y canto arena... o mas bien la escupo.

No debería escribir tan amenudo.


Cada rizo del suelo es un
sueño contado
Algo como un recuerdo, una
imagen, un beso
Y en la espalda del día se
queda ese algo

(Hoy no quiero estar lejos de la casa y el árbol)