El habitante mediocre no creía en las consecuencias.

"Obviaba con un leve desdén cada advertencia. Así fue creciendo llamado a ser un lider mundial. El emperador de los mediocres en el reino de la normalidad incoherente." (Exodo 3, 10)


Llego el frio y comencé a usar calcetines de nuevo.


Vino de repente, sin avisar se instalo como poso estable en los talones de todos los que estaban alrededor, no volvieron a caminar con soltura, renquearon levemente encogiendose con nostalgia.

Fue como un aviso lejano, un silbido desde otra colina, el repique de un tambor que avisa la batalla, un sonido perdido en el viaje hasta el oído, exhaustos se empeñaron en reír. La transición establecid de todos, nos deja un paulatino mutismo que late por segundos inmóvil en el recodo de esa butaca.

Instalado, perpetuo te acompaña a donde no vas, te persigue de donde vuelves. Con la pregunta certera que es la inocente y la respuesta incierta del incomprendido loco de ojos sangrantes.

Que animo patético nos acompaña hoy, que sutil respuesta involuntaria a un suspiro ya caducado, y este día cenizo da una tregua, te desharan en los días soleados, se compondran en los días de brisa suave.

Hoy me abrigaré los pies, los mantendré cálidos.

Hombres morados por cegueras esquizofrénicas.

Los hombres que perdieron el aliento, se vieron sorprendidos por el oxigeno pobre, se vieron quizás demasiado advertidos y obviaron lo no asumible, pagando las consecuencias de los pies arrastrables y los contoneos pausados. Agónica respiración inútil.

Fuerzan sus bocas, las abren desesperadamente buscan lo que ya no queda, no es una lucha entre ellos solo se estiran hacia el cielo, con la esperanza de alcanzar lo puro, lo limpio, lo incoloro que ya no les rodea.

Mandíbulas desencajadas que no pueden reír, ni cantar, solo exhalar trozos pegoteados de suciedad. Malditos hijos del deshielo prematuro de las prudencias, dejando escapar así la hipótesis de futuro no hicisteis más que perder los zapatos. Apiñados todos en una montaña colosal de despersonalidades, de ausencias esta vez no provocadas, voluntarios exilios y evacuaciones de risotadas, que marcarán para siempre las posibilidades de supervivencia.


Aún empeñados en sobrevivir, sin saber a quien, sin saber con quien.