El habitante mediocre no creía en las consecuencias.

"Obviaba con un leve desdén cada advertencia. Así fue creciendo llamado a ser un lider mundial. El emperador de los mediocres en el reino de la normalidad incoherente." (Exodo 3, 10)


Hombres morados por cegueras esquizofrénicas.

Los hombres que perdieron el aliento, se vieron sorprendidos por el oxigeno pobre, se vieron quizás demasiado advertidos y obviaron lo no asumible, pagando las consecuencias de los pies arrastrables y los contoneos pausados. Agónica respiración inútil.

Fuerzan sus bocas, las abren desesperadamente buscan lo que ya no queda, no es una lucha entre ellos solo se estiran hacia el cielo, con la esperanza de alcanzar lo puro, lo limpio, lo incoloro que ya no les rodea.

Mandíbulas desencajadas que no pueden reír, ni cantar, solo exhalar trozos pegoteados de suciedad. Malditos hijos del deshielo prematuro de las prudencias, dejando escapar así la hipótesis de futuro no hicisteis más que perder los zapatos. Apiñados todos en una montaña colosal de despersonalidades, de ausencias esta vez no provocadas, voluntarios exilios y evacuaciones de risotadas, que marcarán para siempre las posibilidades de supervivencia.


Aún empeñados en sobrevivir, sin saber a quien, sin saber con quien.