Llego el frio y comencé a usar calcetines de nuevo.
Vino de repente, sin avisar se instalo como poso estable en los talones de todos los que estaban alrededor, no volvieron a caminar con soltura, renquearon levemente encogiendose con nostalgia.
Fue como un aviso lejano, un silbido desde otra colina, el repique de un tambor que avisa la batalla, un sonido perdido en el viaje hasta el oído, exhaustos se empeñaron en reír. La transición establecid de todos, nos deja un paulatino mutismo que late por segundos inmóvil en el recodo de esa butaca.
Instalado, perpetuo te acompaña a donde no vas, te persigue de donde vuelves. Con la pregunta certera que es la inocente y la respuesta incierta del incomprendido loco de ojos sangrantes.
Que animo patético nos acompaña hoy, que sutil respuesta involuntaria a un suspiro ya caducado, y este día cenizo da una tregua, te desharan en los días soleados, se compondran en los días de brisa suave.
Hoy me abrigaré los pies, los mantendré cálidos.