Sobre marcharse sin saludar
He dado dos pasos. Ahora los quiero desandar. Pero el camino se ha borrado.
He aplaudido una sola vez. Ahora lo quiero silenciar. Pero la mano se ha vuelto débil.
He mirado de reojo sin querer. Ahora quiero desmirar. Pero el ojo se ha dado vuelta.
Y reflexiono sobre el movimiento de mi culo al caminar, cuando me alejo hay una parte de mi que desconozco, que no controlo, que es la que se despide por mi. Cuando os doy la espalda, estáis ante una mujer de la que yo siempre me salgo sin saludar.