Creo que te estaba mirando fijamente
Y en las noches de los pensamientos débiles, cuando levanto la mirada para buscar el rastro casi perdido de tus caricias, cuando me muevo entre las sabanas de mis lamentos, implorando a mi intelecto una cierta dignidad.
No! deja de escribir, mira a otro lado, das vueltas en círculos, cual calesa. Si, afirmas, no encuentro palabras nuevas. Enfadada sales a pasear. Has estado hablando sola y ahora te parece una conversación real. Y recuerdas las palabras de la mandrágora:
Me has arrancado la tranquilidad de mi primera vida...me despertaba entre apacibles pensamientos...no veía nada malo, pues no tenia ojos.
Deambulas y ahí en ese mismo momento es cuando empiezan las decisiones inconexas. Siempre mismo ritual, elección del café equivocado, mesa mal ubicada, café con mal gusto, necesitas perder al menos tres horas, dejarlas ir para activar de nuevo tu sentido de supervivencia ante lo inútil.
Recurrente inutilidad, has querido jugar con ella. Inútil pensamiento que arrastra lo que ya no es. Inútil apego, que mina las esperanzas. Inútil tiempo que aniquila las ilusiones y persigue las pretensiones.
Dios que dramatismo!! exclamas... Lo he dicho en alto? Piensas...
Parece que si, por que ese hombre te esta mirando, no! de hecho levanta la mano y te saluda. Rubor implacable. Y ahora se levanta y camina hacia ti. Sopesas las opciones. Salir corriendo...No! demasiado tarde. Esconderte bajo la mesa...No! demasiado mayor.
Tienes que ser sincera le dirás que le estabas mirando demasiado fijamente, pero sin verle, que lo sientes mucho... que quieres estar sola...si se lo dirás.
Esta cada vez mas cerca, lo esperas atenta, dispuesta al ataque que le destrozara el animo... No! por que pasa de largo?, que rapidez, como? a donde va? te giras....
Evidente inutilidad la de las esperanzas, la cristalera tras de ti deja a la vista de cualquier ojo el resto del mundo, no estas sola, bueno quiero decir en el planeta... no te saludaba a ti.
Y vuelves a la mandrágora que anuncia
!Pero me vengaré!
Complicado vengarte de ti misma.
*Discurso de la mandragora, en Isabel de Egipto, de Achim von Armin