El habitante mediocre no creía en las consecuencias.

"Obviaba con un leve desdén cada advertencia. Así fue creciendo llamado a ser un lider mundial. El emperador de los mediocres en el reino de la normalidad incoherente." (Exodo 3, 10)


Rara, como encendida





Me quedo en silencio, se escuchan los perros, están encerrados en los huertos que hay junto a mi casa, se escuchan lo perros.... no hay más ruidos, oigo mi palpitar, sensación olvidada, pero todo es nuevamente común, la mano se dirige certera al lugar, las formas resultan reconocibles, los olores, no me detengo a observar, por que la imagen ya pertenece a mi memoria. Esta todo ahí, sigue todo ahí.

Me obligo a repasar, y en un momento tengo la certeza de conocer, de moverme por espacio removido. La ilusión del nuevo mundo, aflora en mi entraña como hace ya tiempo. Afligida descubro que soy el mismo individuo, tras un cristal esmerilado, y que si salgo de detrás, la niña se asusta y es cierto que tiene miedo, anhelante tiende la mano, pequeña, de uñas roídas. Mano tendida que no obtiene respuesta, como un globo lleno de helio sube, sube, sube.

Olor a humedad, en lo alto del cielo, olor a agua, condensada, se posa sobre el globo que me zarandea, me muevo hacia el oeste, me muevo a toda velocidad, llegare pronto al nuevo mundo, he de encontrar la manera de comenzar a bajar, perder altura. y respirar, que hace ya tiempo no exhalo con fuerza, pulmones atrofiados, pequeños se quejan, se hinchan. Sigo volando que ya veo al fin la tierra, arrastraré las suelas de mis zapatos, como en bicicleta enloquecida, y poco a poco me detendré, espero. Si no, el vuelo emergerá y me dominara, ya sin poder decidir, ya sin poder tomar parte.

En conflicto con los demonios, suelto lastre, suelto todo, permanece el sedimento, lo que ya es parte del cuerpo. Nauseas, el olvido, que duro, que indigno, que mediocre. Conformarse. Agotada tiendo ambas manos y expongo los retales de la batalla, ya no hay lanzas, ya no hay piedras. Oídos enmudecidos, bocas ensordecidas y mi ser, individuo alegre, conformado de resignaciones, se presenta ante el evento y de ojos cerrados espera, tranquilo, a sentir las manos despegarse, a perder todo el fango, que le volvía farragoso, que le obliga a tambalearse para poder contrarrestar el peso, el poso. liberado al fin, libre ya, abandonado siempre, resignado eternamente. Cobarde, indigno, conforme.

Me quedo en silencio, escucho los perros, están encerrados en los huertos que hay junto a mi casa.


Para Mery.