El habitante mediocre no creía en las consecuencias.

"Obviaba con un leve desdén cada advertencia. Así fue creciendo llamado a ser un lider mundial. El emperador de los mediocres en el reino de la normalidad incoherente." (Exodo 3, 10)


Zona acordonada




Estoy bajo una mole de dos toneladas, tengo el espacio justo de mi cuerpo, desde hace una hora las piernas se retuercen en calambres interminables, intentan moverse, se agitan y me estremecen en una sensación no descriptible.
Veo una rendija de luz que me alimenta, me da aire, me dice que no voy a cerrar los ojos y salir de debajo de esta mole, veo movimiento, lo siento se que están cerca, que podrían oírme si gritara, mi cabeza esta pegada al suelo, la tierra me araña la piel, mi piel que no sufre, se hunde en ella. también se mete en mi boca, me da sabor a lo nunca antes probado, el hierro, siempre me ha gustado el sabor de la sangre, pero tanta, el hierro, la tierra, se mezclan. Me uno al suelo, somos casi lo mismo, soy suelo, desaparezco. Grito? no hay fuerzas, creo que ciertamente me da pereza. En mi posición anclada, no necesito variar, la mole me protege, la mole me separa de lo que no sabe a hierro, de lo que sabe a desconcierto, lo no reconocible.

Invento mi nueva realidad, bajo una pared que me separa de lo puntiagudo, de lo afilado del paseo. Ahora estoy aliviada y asimilo con entusiasmo la eternidad adquirida bajo mi mole de dos toneladas.O quizás liviana y maleable, solo pestañear y erguirme de nuevo.